Mercedes-Benz amplía su cartera de SUV con su opción mucho más modular: el GLB que se ubica a pocos centímetro del GLC pero empleando la interfaz del GLA. Nosotros hemos probado la versión de gasolina media, el GLB 200. De esta forma va.
Quien todavía no comprenda la relevancia que tienen los SUV en el mercado, es suficiente con ver la oferta libre hoy en día en Mercedes-Benz. La firma de la estrella fué, comúnmente, una marca pensada a las berlinas. Piensas en ella y a la cabeza te vienen modelos como las Clases C, Y también, S, CLS, etcétera. No obstante, su transformación hacia los todocaminos fué tal que hoy día ofrece nada menos que ocho elecciones.
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La última en llegar, el GLB que protagoniza esta prueba a quien podríamos estimar como un Frankenstein en la marca… pero en el buen sentido. ¿Por qué razón digo esto? Pues como vamos a contar mucho más adelante no solo proporciona un diseño afín al del obsoleto GLK con reminiscencias aun del Clase G, el todoterreno más especial de la marca, sino está creado sobre exactamente la misma interfaz que el GLA o el Clase A pero con un ingrediente considerablemente más modular.
En verdad, el GLB es el primer todocamino sólido de Mercedes-Benz que puede albergar en su interior un total de siete ocupantes probando, de nuevo, por qué razón los monovolúmenes fueron perdiendo paseo a favor de esta silueta. No obstante, en un caso así la firma de la estrella no puede colgarse la medalla de ‘autora’ de este segmento, el de los SUV de siete plazas de corte lujoso, ya que dicho honor recae de manera directa sobre Land-Rover, quien hace ahora prácticamente un lustro se lanzó a esa aventura con el Discovery Sport del que presentó su segunda generación a lo largo del año pasado.
Nuestra opinión: 7,8
Considerable
- Diseño con tintes de TT
- Modularidad interna
- Rodar de marcha confertable
Mejorable
- Tercera fila justa y encima opcional
- Accionar en vías reviradas
- Precio de partida y con opciones
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Diseño: Al estilo todoterreno

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Es posible que varios todocaminos hayan entrado en determinada sobriedad estética y si bien este GLB no sobresalga de manera expresa por prestar un diseño extravagante o diferenciador sí tiene elementos propios de todoterrenos de corte mucho más puro. Charlamos por servirnos de un ejemplo de unos voladizos delantero y trasero cortos, de un parabrisas mucho más vertical o pasos de rueda muy marcados.
En verdad, a poco que afinemos la visión observaremos aun que hay reminiscencias del Clase G, el todoterreno más especial de la firma alemana como logren ser unos faros mucho más cuadrados (con tecnología LED de serie y MultiBeam LED matricial en opción), e inclusive a varios es posible que les recuerde al GLK de hace unos años. Sea como fuere, la verdad es que si bien este GLB se ubica por nombre entre los GLA y GLC, la verdad nos comunica que los 4,63 metros que tiene de largo le aproximan peligrosamente al segundo, en oposición al que queda a solo 2,4 cm (mide 21 mucho más que el GLA). Cota que completa con una anchura de 1,83 metros y una altura de 1,66 metros.
Interior: Modulable

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Como afirmábamos en la introducción, si los monovolúmenes han desaparecido de la faz de la tierra es por culpa de modelos como este GLB. Por el hecho de que el todocamino sólido ofrece un habitáculo también siete ocupantes con una segunda fila desplazable y un confort de marcha muy alto.
Entre las primordiales virtudes de este GLB es que con una guerra 4,4 cm inferior a la del GLC haya logrado poner 2 asientos supletorios. Y no les engañamos al usar dicho término ya que por forma y confort son considerablemente más capaces para pequeños o personas que no excedan el 1,70 metros. El ingreso no es incómodo pero no resulta natural y una vez sentados percibimos luces y sombras.
En lo que se refiere a las virtudes: tenemos la posibilidad de poner los pies bajo los respaldos y basta que desplacemos la segunda fila unos cuantos centímetros (puede llevarlo a cabo hasta en 14 cm) a fin de que nuestras rodillas no nos atosiguen. Además de esto disponemos un puerto USB de tipo C para cargar nuestros gadgets. En el lado negativo, la altura libre con el techo, lo ajustado que resultan y, más que nada, que debamos abonar la friolera de 1.037 € para conseguirlos. Por el hecho de que si bien sea uno de sus puntos diferenciadores, no se debe olvidar que el GLB todavía es un modelo Premium.
Con en comparación con movimiento longitudinal de la segunda fila, los 2 centímetros que comentamos no incidirán de forma negativa en el confort de sus ocupantes a nivel de espacio para las rodillas, pero van a ser determinantes a fin de que esos 2 usuarios de la tercera fila viajen con mucho más amplitud. Una segunda fila cómoda, extensa y modulable, con unos asientos exteriores anchos y la oportunidad de abatirlos en proporción 40:20:40. Solución esta que, unida a ese movimiento, nos deja jugar con la aptitud del maletero.
Región que cubica 500 litros de comienzo en las ediciones de siete plazas (570 l en los GLB de cinco ocupantes) con unas formas regulares y una boca ancha que no se divide bastante del suelo. Para entrar a él lo efectuamos a través de un portón eléctrico con función manos libres (de serie) y da un práctico hueco para poner la bandeja en el momento en que no la usemos, o sea, en el momento en que vayan los siete asientos desplegados o en el momento en que abatamos todos ellos. En los dos casos, el volumen final es de 130 y 1.680 litros (1.805 l en los de cinco plazas), respectivamente con un piso absolutamente chato.
De la región frontal poco que añadir salvo la considerable suma de huecos portaobjetos que ofrece, resaltando el espacio delantero y la guantera del túnel central. Mencionamos esto por el hecho de que el puesto de conducción es calcado al de los Clase A, Clase B o GLA antes convocados con una doble pantalla digital unida por exactamente el mismo marco, el sistema multimedia MBUX con asistente personal o un empleo elevado del piano black que, eso sí, se mezcla con ciertas molduras de aluminio propias de los TT tradicionales. La posición es muy regulable, los asientos delanteros son algo duros pero no incómodos y la visibilidad general es bastante destacable.
Motor: Bastante progresivo

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De la larga gama mecánica que le contempla y esperando de que logre llegar alguna versión híbrida enchufable, para esta prueba del GLB hemos elegido el motor intermedio de gasolina: el GLB 200. Bajo el capó se oculta el popular 1.33 Turbo de 4 tubos usado por modelos de la Coalición Renault-Nissan-Daimler que crea 163 CV a 5.500 rpm y 250 Nm de par entre las 1.620 y las 4.500 vueltas.
Hablamos de un bloque bastante progresivo que luce por su finura de marcha (es prácticamente indetectable a agilidad de crucero y al ralentí) pero no tanto por su dinamismo. No en balde, cifra un 0 a 100 km de 9,1 segundos al paso que su agilidad punta es de 207 km/h. Datos que como ves no son para echar cohetes y que llaman mucho más la atención si tomamos en cuenta que no debe de arrastrar un peso bastante elevado, ya que marca 1.555 kilogramos en frente de la báscula.
Se le asociad en única la transmisión automática de doble embrague y siete relaciones que manda la fuerza de forma directa a las ruedas delanteras. Si estas buscando la tracción total 4Matic vas a tener puesto que poner tus ojos sobre los 2 motores de gasolina siguientes (uno firmado por AMG) o por la doble iniciativa de gasóleo. En el lado negativo quizá asimismo le saquemos que hoy por hoy hoy día, Mercedes-Benz no haya apostado por meter un sistema de microhibridación que le diese la etiqueta ECO.
Accionar: Mejor por el asfalto

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Sobre el papel, este GLB debería reunir todas y cada una de las virtudes de los Clase A, B y GLA con las destrezas camperas de un Clase G. Una afirmación un poco presuntuosa que puede ser alguna… en aquellas ediciones que equipen la tracción total. Pues si bien el GLB está concebido para ser usado como un turismo familiar no posee un mal accionar fuera del asfalto. Tiene una altura libre al suelo de 20 cm y a pesar de que los ángulos de ataque, salida y ventral no son para aplaudir (18, 18,3 y 13,9 grados, respectivamente), sí es con la capacidad de circular por paredes laterales con hasta 35 cm de inclinación. Varios creerán que eso lo pasa un TT con la gorra pero repito, es un SUV enfocado a la familia, y eso afirma bastante en su favor.
Como asimismo lo realiza en el momento de rodar por autovía. El GLB se expone tan Mercedes-Benz como el que mucho más en este sentido. Es cómodo para viajar del punto A al punto B sin demasiadas virguerías. Basta encender el software Comfort del DYNAMIC SELECT (ofrece asimismo los Eco, Sport y también Individual), prender el control de agilidad de crucero adaptativo y dejarte llevar. En el caso de enfrentar una carretera secundaria o un tramo con mucho más curvas, al GLB comienza a no agradarle tanto. No es que sea torpe pero si se le perciben mucho más inercias de las que nos agradaría.
En este sentido, quienes discurran en la mayoría de los casos por este género de vías quizá les convenga equipar la suspensión adaptativa regulable que sostenga mucho más la carrocería para eludir ese exceso de balanceos. Afortunadamente, los frenos actúan contundentemente y salvo que seamos bastante rigurosos no tienden a fatigarse.
Equipamiento: En relación a su marca

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Como buen turismo Premium que es, este GLB dista bastante de lo que ofrece en un inicio a eso que de todos modos contamos en una unidad como la nuestra. Por los 43.125 € de los que parte esta versión GLB 200, tienes de serie asistente de frenada activo, capó activo, climatizador automático bizona, cámara de visión posterior, llantas de selector de métodos DYNAMIC SELECT, faros de LED, sistema MBUX con funcionalidades ampliadas, sensores de lluvia y luces, radio digital, pantalla central táctil de 10,25 pulgadas cada una, control de agilidad de crucero con limitador, volante deportivo multifunción…
No obstante, si te ha dado gusto nuestra unidad y deseas decantarse por ella ve mejorando un óptimo puñado de euros a para decantarse por varios de los elementos que equipábamos y entre aquéllos que están la pintura designo colorado Patagonia (1.314 €), el bulto AMG Line (2.125 €) con bulto Night (207 €) que incluye llantas de 19 pulgadas o asientos de cuero ARTICO/microfibra en negro, bulto de asistencia al conductor (2.132 €), bulto Business con cuadro digital (1.276 €), el paquete de estacionamiento con cámara de 360º (515 €), bulto de navegación y equipo de conectividad (125 €), integración de Móvil (377 €), iluminación de ámbito (408 €), asientos delanteros eléctricos con función memoria (477 €) hueco con carga inalámbrica para móviles inteligentes (276 €), RA para el navegador (490 €), faros MultiBeam LED (578 €), Head-up display (1.245 €), amortiguación regulable (1.370 €) o la comentada tercera fila de asientos.
Consumo: Prácticamente cumple lo oficial

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Ya que el empuje del motor no es exageradamente brioso, el conductor va a percibir en el instante que lo mucho más útil va a ser adecuarse a sus peculiaridades y priorizar el gasto de comburente. La marca homologa de media 7 l/100 km, un valor que para nada es difícil de logar mientras que no seamos bastante audaces con el pie derecho. En verdad, a lo largo de la prueba logramos medir 7,6 l/100 km en el balance global del camino, con valores próximos a los 6,3 l/100 km en el momento en que rodamos de forma exclusiva por carretera y sobre los 10 al llevar a cabo una conducción mucho más activa. Con todo, sabiendo los 52 litros de depósito de comburente y nuestro gasto, no es descabellado meditar en recorrer cerca de 690 litros entre repostajes.